Taller
# 1
VIDA COTIDIANA EN LA EDAD MEDIA
VIDA COTIDIANA EN LA EDAD MEDIA
En este
período, nos refiere la autora, el hombre era la medida de todas las
cosas; no había un referente tecnológico que lo apoyara y la
mano artesanal era la vía expedida para darle forma y cuerpo a la materia para
fines de confort y utilidad de los seres humanos. Ese hombre medieval no era
físicamente distinto al actual, quizás un poco más pequeño, pero igual en su fisonomía.
La vida
era dura, pero quizás no tan dura como la que en la actualidad persiste en países
de surafricanos o latinoamericanos; los campos eran labrados con arado
y sin abono y dejados alternativamente en barbecho cada dos o tres años.
Se producían la mitad de lo que hoy día se produce y no rendía lo suficiente;
el campesino, que por las condiciones de vivir en feudos de terratenientes y
hombres de armas, era el siervo, tenía que dejar la mitad de la cosecha para su
amo y con el resto alimentar a su familia.
La cama, ese espacio en donde hoy dormitamos, descansamos y procreamos, era un
lujo; se dormía sobre paja o en el suelo; rara vez se podía ver en las despensas
cercanas al fogón que hacía de cocina alguna vajilla, y lo que comúnmente se
usaba como plato eran rebanadas de pan seco.
Los
ricos, que desde el inicio de la civilización han
existido, y que ciertamente son quienes han dado forma a la civilidad moderna
así ofensa a las clases explotadas esta expresión, pero es la realidad
histórica, vivían en castillos de piedra y su riqueza se media por el espesor
de los muros y la solidez de las fortificaciones exteriores; los campesinos se
hacían unas chozas de adobe que a menudo se incendiaban y había que
reconstruir.
Pero
algo que impacta de aquel período, nos lo sustenta Zoé Oldenbourg, es que al no
haber alcantarillado ni sistema alguno de conducción de aguas, las
calles de las ciudades fortaleza o aldeas, parecían cenagales
todas las épocas del año, por supuesto el mal olor era parte de la cotidianidad
y el cultivo de enfermedades endémicas que azotaron a la población
menguada del medioevo.
Los animales
domesticados que servían de apoyo a los trabajos del campo y del comercio,
compartían las casas de sus dueños; normalmente el establo estaba en la parte
de abajo y en una guardilla vivían los humanos. El estiércol
sobreabundaba en las casas y un olor, a lo que pudiésemos llamar hoy día a pocilga,
era lo natural.
El agua
había que irla a buscar al pozo o a la fuente, la luz era proporcionada por las
velas y alguna que otras antorchas resinosas que despedían tanto humo como luz.
Cuando se hacían grandes banquetes, los perros y los mendigos se
disputaban bajo la mesa los trozos de carne y los huesos que los comensales
cedían.
Pero no todo, en esa cotidianidad, era prehistórico, había un gran
conocimiento de la naturaleza, de las bondades de las plantas para la salud, de
saber orientarse con las estrellas y los movimientos del Sol; se poseía una
vista ágil y una mano diestra, se conocía el espacio en razón del mandato de
sus constantes cambios y se respetaba la pureza de los bosques porque sólo se
talaba lo necesario para beneficio humano.
En una
palabra, el hombre medieval se valía de la pasión para mejorar su vida, no para
satisfacer su morbo; la caza por ejemplo, a diferencia del hombre
contemporáneo, no era lujo ni pasatiempo, sino trabajo, que tenía a la vez algo
de deporte, de festín y de guerra, pero cuyo botín iba destinado para
alimento del cazador y los suyos.
A todas
estas, valga una nota importante de Zoé Oldenbourg: “La carne de ganado
doméstico no se comía, con excepción de la de cerdo y la de corral, pero los
nobles, grandes comedores de carne, traían de sus incursiones por el bosque
hecatombes de perdices, urogallos, liebres y corzos. El oso, el ciervo y el
jabalí muertos se llevaban en triunfo y, en las vigilias de los grandes
banquetes, los pájaros pequeños, como codornices y tordos, muertos a
centenares, se sacaban de los morrales y se amontonaban ensangrentados por los
suelos de las cocinas. En las cocinas reinaba un olor a sangre, a
pieles recién desolladas y a humo de carnes asadas que se juntaba con el olor
de los perros, de los halcones de caza y de la gente.
La
carne, secada al sol o ahumada en las enormes chimeneas, se conservaba bastante
mal y era necesario renovar a menudo las provisiones, por lo que había una
constante escasez de sal y de pimienta, indispensables para sazonar los
alimientos y para prolongar la conservación de estos víveres, que
continuamente amenazaban con corromperse
ACTIVIDAD
1. IDENTIFICA EN EL TEXTO LAS
SIGUIENTES PALABRAS SUBRAYALAS Y ESCRIBE
UN COMENTARIO AL FRENTE DE CADA
UNA (EN EL CUADERNO).
A. HOMBRE
MEDIEVAL
B. CAMPOS
C. PAJA
D. CASTILLOS
E. ANIMALES
DOMESTICADOS
F. AGUA
G. ESTRELLAS
H. CAZA
I. MORRALES
J. CHIMENEAS
3. ¿cómo eran los servicios
públicos de la época?
4. ¿Cómo vivían los ricos? Explica.
5. ¿de qué se
alimentaban las personas en esta época?
6. ¿Por qué se
sentían olores desagradables en esta época?
7. ¿por qué se
producían enfermedades endémicas en el Medioevo?
8. ¿cuales
consideras que han sido los grandes avances que se han dado desde el Medioevo
hasta la actualidad?
9. ¿Cómo se
medía la riqueza?
10. busca el
significado de las palabras subrayadas en el texto.
Taller # 2
ECONOMÍA FEUDAL
Las mejoras técnicas
Es en este momento cuando se extienden modernas
técnicas agrícolas que, aún existiendo anteriormente, habían quedado reducidas
a escasos espacios territoriales. Este proceso fue extraordinariamente lento,
pero se intensificó a partir del siglo XII con la mejora de las
comunicaciones y los intercambios.
Entre los avances cabe destacar el aumento en el
uso de los molinos de agua como fuerza motriz para el trigo
y el aceite, que por una parte se extiende desde
el norte de Europa hacia la zona central, y por otra con
las aportaciones de los musulmanes en España desde el sur hasta Francia y de las acequias para riego,
extendiendo los cultivos y
liberando mano de obra que podía dedicarse a otras tareas más productivas.
Además, mejoran los métodos de enganche de los animales, especialmente el caballo y el buey,
introduciendo la collera rígida y el yugo sobre los cuernos. La
cría del ganado de tiro aumenta de manera notable y permitirá disponer de
animales en abundancia. También se cría el caballo de combate, que cambiará las
prácticas de la guerra en detrimento de la infantería tradicional. Los instrumentos de
uso agrícola, como el arado o la azada,
generalmente de madera, son sustituidos por otros de hierro. Esto es
especialmente útil en el centro y norte de Europa, entre el Loira
y el Rin, donde la tierra turbosa
y muy húmeda era difícil de trabajar. Ahora el arado penetra más, airea la
tierra con mayor facilidad y permite la obtención de cosechas en espacios antes
baldíos.
Además, desde el norte de la actual Francia y el sur de Alemania se extiende un sistema de barbecho distinto que posibilita la
rotación de suelos cada dos de tres años mediante la quema de rastrojos, en vez
de uno de cada dos, y se abandona la práctica del cultivo itinerante. Al mismo
tiempo, las canalizaciones de agua facilitan el riego en zonas como la Lombardía y en el sur de Europa garantizan
sacar adelante cosechas en terrenos de clima mediterráneo
seco.
Entre los alimentos, además de las habas
y el trigo, se incorpora a la dieta la avena,
tanto para personas como para animales, cuyo engorde es más rápido y garantiza
la alimentación en periodos de sequía y en los duros inviernos.
A más producción, más
población
El aumento de la producción como consecuencia de
las innovaciones supone una reducción de las prestaciones personales de los siervos a sus Señores en cuanto a horas de trabajo,
sustituyéndose por el pago de una cuantía económica o en especie. Se reducen
las tierras del Señor y se extienden los arrendamientos. Al mismo tiempo los
campesinos, disponiendo de más tiempo para procurarse sus ingresos, incrementan
sus rentas y ganan en independencia. En algunos lugares, sólo son convocados a
trabajar para el Señor en los periodos de laboreo con gran necesidad de mano de
obra, como la siega.
El Señor pasa de obtener trabajo gratuito, a
recibir retribuciones en especie, que él muchas veces elige, y oro
o plata. Esto provoca una mayor acuñación de moneda y el fluir del comercio. Aparecen las primeras grandes
fortunas y los Señores hacen ostentación de sus bienes, muchos de ellos traídos
de Oriente (entre otras, a través de la "ruta de la seda"). El Alto Clero
comienza a disponer - a partir del siglo XI - de recursos con los que edifica
las iglesias, catedrales y palacios episcopales.
Aumenta el número de tierras roturadas y
comienza el periodo de eliminación de los bosques europeos, drenaje de las tierras empantanadas,
extensión de los terrenos arados lejos de las aldeas
y la construcción dispersa de casas campesinas. Aunque no sea rápidamente, el
tiempo va cambiando el paisaje y las costumbres. Las tierras de pastos
en las laderas más difíciles de arar y los terrenos de labranza en el resto se
hacen comunes en muchas zonas. Es el tiempo en el que se extiende el cultivo de
la vid, poco exigente con las tierras que han sido ganadas
al bosque. Las mejores zonas atraen a una mayor masa de población y
se producen migraciones en todo
el centro de Europa. El crecimiento poblacional es notable a partir de 1050,
llegándose a duplicar la población de Inglaterra en 150 años y triplicándose
hacia el final de la Edad Media. En el
siglo XI las hambrunas han desaparecido. Este incremento
se realiza a costa de una mayor tasa de natalidad, si bien la de mortalidad
se mantendrá más estable.
El crecimiento de las tierras labradas es obra
en su mayor parte de los campesinos y no tanto de los Señores. Conforme éstos
se habitúan a recibir las retribuciones en moneda o especie, van abandonando el
deseo de acrecentar los latifundios en
beneficio de cederlos en arriendo. El Señor controla muchas veces la venta de
materiales y aperos de labranza a sus campesinos, lo que le garantiza un
control importante sobre los siervos. Los campesinos exigirán, y obtendrán
muchas veces, la fijación de una retribución no arbitraria al Señor, que
consistirá en una aportación fija y otras variables en función de los
resultados de las cosechas del año.
El comercio
A partir del siglo X los excedentes facilitan el comercio más allá de las fronteras del
señorío. Las actividades comerciales permiten que surja una incipiente burguesía, los mercaderes, que en su origen eran
campesinos que aprovechaban los tiempos en los que no era necesario el trabajo
de la tierra para comerciar, y que deberán realizar su trabajo pagando
igualmente una parte de sus beneficios en forma de tributos a los Señores. El
lujo al que aspiran los Señores con el incremento de las rentas, favorece la
aparición cada vez más frecuente de artesanos. Las rutas de peregrinación son
los nuevos caminos por donde se abre el comercio. Roma,
Jerusalén o Santiago de
Compostela son los destinos, pero las comunidades situadas en sus
vías de acceso florecen ofreciendo hospedaje, comida y ropa. La venta directa
al consumidor permite a muchos campesinos aportaciones extras a sus arcas. Se
incrementan las tasas de tránsito, peaje y mercados. Las ciudades, burgos,
son al mismo tiempo espacios de defensa y de comercio conforme avanza el tiempo
y se va gestando una nueva sociedad que despegará en los siglos XIII y XIV.
CUESTIONARIO
- ¿Cuáles fueron los avances técnicos en la agricultura, que se dieron a partir del siglo XII? Explica cada uno de los 9
- ¿en que lugares se utilizo el arado o azada, molinos, caballo y buey, barbecho? Realiza un cuadro y complétalo, luego ubícalo en un mapa.
- ¿Cuál fue el objetivo al sembrar avena?
- Explica paso a paso ¿Por qué al aumentar la producción en la agricultura, va aumentar la población?
- ¿Cuáles son las reducciones personales que hacen los señores a los siervos? ¿Cuáles son sus causas o motivos?
- Escribe una definición para las palabras subrayadas en el subtitulo a mas producción más población.
- ¿Qué acciones realizaba el alto clero?
- Realiza una comparación entre lo que pasaba en la Edad Media y lo que pasa en la actualidad.
- ¿Cuáles son las problemáticas sociales y ambientales de la época, que aun siguen?
- Explica ¿Cómo surge el comercio?
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